En 1941, con motivo de la visita de Winston Churchill al Parlamento canadiense para dar un discurso, Karsh instaló la cámara y el equipo de iluminación en una pequeña habitación habilitada para fotografiar al político inglés. Cuando Churchill terminó, le invitaron a pasar a la habitación para hacerle la fotografía, cosa que disgustó al dignatario inglés porque no había sido informado. A regañadientes, accedió y pasó al improvisado estudio.
Karsh le indicó dónde debía situarse y preparó la iluminación. Cuando se dirigía hacia la cámara, Churchill se encendió uno de sus famosos puros. Karsh le pidió que lo apagase y sólo obtuvo un no por respuesta. Se armó de valor, se acercó a él y le quitó el puro de la boca. Karsh se dio la vuelta y sintió los ojos Churchill clavados en su nuca… en ese momento pulsó el disparador que llevaba en la mano.
Mosqueo, indignación, sorpresa… Se hizo el silencio… Hasta que Churchill, sonriendo, se acercó a Karsh le dio la mano y le dijo: "Puede hacerme otra. Usted podría hacer que un león rugiendo posase para un foto."
Esta segunda foto, en la que Churchill se muestra sonriente, pasó sin pena ni gloria; pero la primera, portada incluso de la revista LIFE, es una de las más famosas de la historia. En 1967, Karsh fue nombrado miembro de la Orden de Canadá (la orden civil de mayor rango). De las 100 personas más influyentes del siglo, según la elección de International Who’s Who en el año 2000, Karsh había fotografiado 51.
Félix Velasco