Walker Evans, nos muestra la visión de Estados Unidos después de la depresión del 29 señalando la desesperante situación en que estaban sumidos millones de compatriotas, sus imágenes fueron de enorme valor valiosas para el cambio político y social.
En ella, Bud Fields, Alabama (1936), aparece sin camisa, con un pañuelo sobre su cuello. La chica a la izquierda, sosteniedo un bebé en su brazos es su nuera. A la derecha de la foto, su suegra es la única que calza zapatos. Todos miran a la cámara mostrándose tal cual son, sucios, en el dormitorio de la pequeña y destartalada cabaña en la que viven. La niña entre las piernas de Bud Fields tiene una expresión extraña que desentona con el conjunto. A su derecha, la chica más grande tiene una actitud más consciente, tímidamente aferrada al hierro de la cama. En el piso, debajo de la pata de la cama, un gato raquítico, una sombra casi indefinida. En la pared del fondo, un grupo de fotos familiares en la que se muestra la huella de un pasado mejor.
La depresión económica que siguió al crack de 1929, agravada por unas condiciones climáticas adversas, arruinó, a mitad de los años 30, a amplias capas del campesinado norteamericano, que sumidos en la indigencia, iniciaron movimientos migratorios sin precedentes. El presidente F.D. Roosevelt, promovió mediante la política del New Deal, medidas de austeridad y nuevos impuestos destinados a programas de ayuda a la población rural.
Con tal motivo se contrató a un grupo de fotógrafos coordinados por R.Stryker para que fotografiaran "todo aquello de América que concerniese a la gente y a la tierra “. Las 270.000 fotografias tomadas entre 1935 y 1943, entre otros por Dorothea Lange, Walker Evans y John Gutmann, fueron utilizadas en libros o en la prensa con la finalidad de sensibilizar a la opinión pública hacia esa problemática y facilitar la acogida de las medidas de austeridad o de nuevos impuestos.
En octubre de 1935, Evans fue llamado a colaborar con la Farm Security Administration (FSA). La FSA era una oficina federal que, durante los años de la gran depresión que atravesaron los EEUU, se encargaba de desarrollar programas de ayuda para los pequeños campesinos y aparceros. Las fotografías tenían una misión documental, que debía informar al gran público sobre la extrema pobreza de la población del campo. Era un proyecto sin precedentes, por su manera de combinar la crítica político-social, el documental y las inquietudes estéticas. El trabajo de Evans para la FSA fue el periodo más importante de toda su obra. El artista plasmó sobre la película la vida de los pobres, con la misma precisión y la misma sobriedad que él aportaría más tarde a la fotografía de arquitectura de su país.
En 1938, es decir un año después de finalizado su trabajo para la FSA, el Museum of Modern Art de Nueva York rindió homenaje a la obra de Evans, consagrándole una exposición individual que fue al mismo tiempo la primera que el museo dedicaba a un fotógrafo.
Félix Velasco