Templo barroco en Zaragoza. Se trata del primer templo mariano de la Cristiandad, puesto que en él se conserva y venera el pilar (una columna de jaspe) sobre el que la Virgen María, viviendo aún en Jerusalén, se habría aparecido en carne mortal al apóstol Santiago el día 2 de enero del año 40.
La historia documentada del templo se remonta al siglo IX, se atestigua la existencia de una iglesia mozárabe en Saraqusta dedicada a Santa María en el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la basílica barroca.
El templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón, en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares. El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco. La nave central se halla dividida por el altar mayor bajo la cúpula central. El altar está presidido por el gran retablo mayor de la Asunción, perteneciente a la Iglesia anterior, realizado en el siglo XVI. Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor. Es además desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.
Tras la conquista de Zaragoza por el rey Alfonso I de Aragón en 1118, el templo se encontraba en estado ruinoso. Tiempo después, comenzó en ese mismo lugar la construcción una iglesia románica cuyas obras no finalizaron hasta el siglo XIII. De esta época data la antigua capilla del Pilar, situada en el interior de una sala en un claustro anejo al templo principal dedicado a Santa María. La capilla del Pilar está documentada en 1240 y era un recinto de culto independiente. Una bula del papa Bonifacio VIII de 1297 confirma que ya se veneraba el pilar (columna) vinculado a la advocación de Santa María, uniéndose ambos cultos en el de Santa María del Pilar.
En 1293 la iglesia ya está deteriorada y se emprende la construcción de un nuevo edificio gótico-mudéjar, que finalizó en 1515, e incluía la realización del coro con su sillería labrada y el retablo del altar mayor.
La Capilla antigua permaneció en pie hasta la reforma del templo del siglo XVIII.
En 1670 se promovió la construcción de un templo de estilo barroco de nueva fábrica, que es el que existe en la actualidad. Fue diseñado a partir de varios proyectos, que encabezaron los maestros de obras zaragozanos Felipe Busiñac y Felipe Sánchez, y los continuó el prestigioso arquitecto real Francisco de Herrera el Mozo. Las obras dieron comienzo en 1681.
Tras la ampliación del templo culminada en 1730 la Basílica alcanzó las actuales dimensiones: 130 m de largo por 67 de ancho.
Se modificó la decoración del interior del templo, simplificando la decoración de los capiteles y los flameros de las columnas, dándole un aspecto más sobrio y acorde con el incipiente gusto neoclásico de la época.
También contribuyó a su aspecto bizantino actual el marqués de Peralada quien dio la idea de dotar al santuario de su característica silueta de cúpulas y torres, que fueron erigidas en su mayor parte entre 1796 y 1872, año en que se consideró terminado el templo. Sin embargo las torres exteriores que realzan el volumen exterior datan en su mayor parte del siglo XX, y no fueron concluidas hasta 1961.
Félix Velasco