La prueba tuvo lugar en la base de White Sands (Nuevo México) y se equipó a la V2 con una cámara para ver algo sin precedentes: las primeras imágenes de la Tierra como se ve desde el espacio.
Las granuladas fotos en blanco y negro fueron tomadas desde una altura de 65 kilómetros con una cámara de 35 milímetros. Tras alcanzar su máxima altitud, el cohete cayó de nuevo a la Tierra estrellándose contra el suelo a gran velocidad. La cámara en sí estaba destrozada, pero la película, protegida en una carcasa de acero, resultó ilesa.
Fred Rulli, un soldado raso de 19 años de edad, asignado al equipo destinado a recuperar la película tras la vuelta del cohete recuerda que los científicos "se quedaron sorprendidos y saltaban como niños" cuando vieron que la carcasa estaba intacta. Más tarde, de vuelta en el lugar de lanzamiento, "la primera vez que proyectaron las fotos en la pantalla, los científicos sólo se volvieron locos".
Antes de 1946, las imágenes a mayor altitud jamás tomadas de la superficie de la Tierra eran las del globo Explorer II, que había ascendido a 20 kilómetros en 1935, lo suficientemente alto como para discernir la curvatura de la Tierra. Las cámaras en las V2 mostraron claramente el planeta frente a la negrura del espacio.
Fue una de muchas primicias para el programa de investigación V-2, durante el cual el Ejército de Estados Unidos disparó decenas de proyectiles alemanes capturados traídos a White Sands en 300 vagones de ferrocarril al final de la guerra.
Mientras los ingenieros utilizaban los V-2 para refinar sus propios diseños de cohetes, se invitó a científicos para incluir instrumentos dentro de la ojiva para estudiar las temperaturas, presiones, campos magnéticos y otras características físicas de la atmósfera superior sin explorar.
Félix Velasco
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