La prosperidad del monasterio se refleja en la calidad de su scriptorium, en el que el monje Endura realizó obras extraordinarias.
Los arcos del claustro recuerdan en su decoración a los de la mezquita de Córdoba por su policromía, alternando los colores blanco y rojo.
Según el Cantar de mio Cid y las tradiciones posteriores, antes de marchar al primer destierro, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, dejó en San Pedro de Cardeña, al amparo del abad Sancho (Sisebuto de Cardeña), a su esposa Doña Jimena y a sus hijas
A la muerte de El Cid en 1099, fue inhumado en la catedral de Valencia, y en 1102, tras tener que abandonar Jimena Díaz la plaza levantina, fueron trasladados sus restos al cenobio cardeniense. Allí permaneció durante varios años su cuerpo embalsamado y sentado en un escaño del presbiterio.
Como es de suponer la tradición cidiana tiene numerosas leyendas que vinculan al Cid y al monasterio. También se dice que en los jardines fue enterrado Babieca, su caballo, entre dos olmos, por Gil Díaz, criado del Cid.
En las paredes de la «Capilla de los Héroes», hay 29 nichos con inscripciones de nombres de reyes y familiares del Cid. Conocido popularmente como «El Escorial burgalés» fue reedificado por el conde de Castilla García Fernández el de las Manos Blancas, que allí recibió sepultura. Según la tradición, continúan allí los restos de los Jueces de Castilla; los hijos de Jimena Díaz y El Cid María Rodríguez, Cristina y Diego, muerto a temprana edad en Consuegra (Toledo); Ramiro Sánchez de Pamplona, señor de Monzón (marido de Cristina Rodríguez, hija de El Cid) o Ramiro de León, hijo de Alfonso I el Magno de Asturias.
Declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento el 3 de junio de 1931.
Como consecuencia de la Desamortización de Mendizabal desaparece el culto.
En 1936, durante la Guerra Civil, se convirtió en cárcel.
En se restauraba la vida monástica por monjes trapenses llegados del monasterio de San Isidro de Dueñas.
En el monasterio se conserva la bodega románica más antigua de España en uso comercial, donde se elabora el tinto Valdevegón con uva de La Rioja.
Félix Velasco
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